viernes, 17 de enero de 2014

@AryaOfWinterfel: Invisible.


Invisible. 

La escena que observaba por encima de su copa de vino era tan…patética.
Patética para ella, aunque más bien debería decir que la escena en sí la convertía a ella en patética.

Rhaenys lloraba; la conquista de Dorne había sido un fiasco total, y Aegon la reconfortaba con palabras de apoyo y consuelo. Suspiró con desánimo, la situación hubiese sido totalmente diferente de haber sido ella la derrotada.

Porque Visenya sabía que pasara lo que pasase, Rhaenys siempre iba a ser la favorita de Aegon.

Dejó la habitación sin que alguno de sus hermanos notase nada, como de costumbre.

***

La luna se alzaba alta en el cielo, brillando en su ventana con luz tétrica. El libro sobre la Fe que tenía entre manos la aburría considerablemente, pero unos toques suaves en la puerta interrumpieron su lectura, haciendo que llevase la mano a la empuñadura de Hermana Oscura, siempre cerca, aunque estuviese, como en ese momento, metida en la cama.

—Adelante.

Volvió a relajarse cuando divisó la cara de su hermana, que sonreía tímidamente.

—Senya…—comenzó con tono inocente— ¿puedo dormir hoy contigo?

Le hizo gracia que su hermana, siendo como era ya, una adulta, siguiese utilizando el mote que utilizaban de pequeñas y con una sonrisa apartó las mantas, haciéndole un hueco a su lado. Con gesto travieso, Rhaenys corrió hacia ella, acurrucándose rápidamente junto a ella.

Volvió de nuevo la vista al libro, intentando evadir recuerdos de muchas noches parecidas, cuando su madre ya no estaba con ellas y era la misma Visenya quien se encargaba de cuidar de Aegon y de la pequeña Rhaenys, que solía dormir con ella.
Apenas habían pasado un par de minutos, cuando la voz de Rhaenys volvió a sacarla de su ensimismamiento.

— ¿Te acuerdas cuando Aegon llevaba el pelo largo y jugábamos a hacerle trenzas cuando dormía?

Bajó la vista hacia su hermana, sonriendo con cierta diversión.

— Me acuerdo perfectamente. —Dejó el libro en la mesa de noche, recostándose contra los almohadones, mientras su hermana le pasaba un brazo por la cintura, abrazándose levemente a ella. — ¿Y recuerdas cuando venían él y Orys enfurecidos y lanzando maldiciones?

Las suaves carcajadas de su hermana inundaron la habitación.

—Creo que más de una vez Aegon quiso echarnos de comer a Balerion…—comentó, aún entre risas.

—Con lo orgulloso que es…— sonrió de medio lado, apartando un mechón de pelo de la frente de Rhaenys— pero nunca hubiese dejado que te hiciese daño, ni él te lo haría, te quiere demasiado para eso.

Apartó la mirada, avergonzada del tono amargo que había adquirido su voz. No quería pagarlo con ella, su hermana no tenía culpa de nada.

— ¿Senya? —Rhaenys se incorporó, quedando sentada en la cama — ¿Me trenzas el pelo?
Visenya asintió, incorporándose en la cama y comenzando a peinar a su hermana con los dedos, agradecida de poder hacer algo y dejar la conversación atrás.

— ¿Sabes? Aegon se piensa que es mi favorito, pero no es así. — Visenya rió por lo bajo, trenzando el pelo de su hermana— yo te prefiero a ti, eres mucho más guapa y sabes hacer peinados muy bonitos.

Comenzó a reír aún más mientras Rhaenys charlaba y charlaba, contándole algunas historietas de la Corte y de algunos de los señores, que al parecer no veían con buenos ojos que su rey no se conformara con una bella esposa y tuviese que tener dos.
Visenya le contó algunas cosas sobre Orys, al parecer seguía teniendo problemas con su mujer, pero ambas hermanas llegaron a la conclusión de que su medio hermano exageraba en sus cartas.

***

Habían pasado un par de horas cuando volvieron a meterse bajo las mantas, una al lado de la otra. La luna estaba ya bastante alta y tendrían que levantarse con las primeras luces, al fin y al cabo, un reino no se gobernaba solo, mucho menos seis.
Sentía la respiración de Rhaenys cada vez más calmada y cerró los ojos, con una sonrisa.
El día no había terminado tan mal.

— Gracias, Rhae— musitó con voz baja, aunque estuviese ya dormida, pero tenía que agradecerle sus palabras, y el haber elegido pasar la noche con ella y no con su hermano, por demostrarle que no era tan invisible.

—Nunca he entendido cómo Aegon puede preferirme a mí, teniendo una mujer como tú a su lado. — susurró Rhaenys, sin moverse.

Abrió la boca, dispuesta a contestar a su hermana menor, pero volvió a interrumpirle, con el mismo tono susurrante.

— ¿Me ayudarás a conquistar Dorne, como tú hiciste con el Valle?

Hizo una pausa, antes de contestar.

— Con fuego y sangre, Rhaenys, con fuego y sangre.

Sintió la sonrisa de Rhaenys contra su hombro, mientras se acomodaba contra ella, antes de caer completamente dormida. 



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