domingo, 19 de enero de 2014

@RobbStarkSpa : Robb Stark.

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EL REY EN EL NORTE!!
EL REY EN EL NORTE!!


Aún le resonaban los ecos de la tremenda y repentina aclamación en su conciencia. Tan entusiastas, tan apasionados, tan ferozmente vehementes…

Le creían competente, debidamente capacitado para tomar las riendas de una rebelión norteña. Su causa era justa. No permitirían que les gobernase una abominación tal, fruto del incesto Lannister, un monstruo nada legítimo sentado en un Trono de Hierro ganado a costa de taimadas traiciones y argucias palaciegas. Que se queden con su jodido Trono, pero que permitan al Norte ser un territorio libre e independiente. Poderosa razón para rebelarse. Poderosa razón de cara a sus banderizos y fieles abanderados; pero lo que en realidad le quitaba el aliento de furia e impotente rabia era la tropelía para con su familia. Su padre, acusado de traición y encarcelado por aventurarse a sacar a la luz las intrigas y maquinaciones de la nauseabunda corte de la capital. Sus hermanas, retenidas y saben los Dioses en qué estado. Y aquí, en la misma Invernalia, Bran, su hermano más inquieto, lisiado para siempre. Deben ser castigados, el Norte liberado y su familia de vuelta y a salvo.

Si, su causa era justa. Pero por mucho que se repetía esta arenga, esta casi oración, él no se sentía suficientemente preparado para afrontar tamaña empresa. El Norte se rebelaba. Y él era ahora el Rey en el Norte. Debía estar a la altura. A una tremenda altura. Su padre le había formado desde que tenía uso de razón para su futuro como señor de Invernalia. Pero esta nueva y desconocida aventura era de tal envergadura y trascendencia, que le mareaba. Hace unos meses jugaba con sus hermanos como los chiquillos que son, y ahora estaba obligado a mandar hombres a la guerra, a alejarlos de sus familias, a enviarlos a la muerte.

Sólo deseaba la bendición de su padre, un último consejo...

Desechó estos pensamientos. Debía de ser fuerte. Debía de transmitir energía y determinación. Su niñez e inocencia debían dejar paso a un hombre-rey maduro, seguro y dispuesto.

Con la cabeza alta y rostro circunspecto, empujó las enormes puertas y entró con ímpetu en la sala, para enfrentarse a su primera reunión con los abanderados de Invernalia.

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